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Departamento de Historia

Exposición 'Los 13 del Sidrón'

Desde el 15 de enero de 2015 se podrá visitar en el hall del Edificio Departamental del Campus de Humanidades la exposición sobre los hallazgos prehistóricos de la cueva de El Sidrón

Seis años después del descubrimiento en 1994 de dos mandíbulas por cuatro espeleólogos gijoneses, comenzó una investigación que ha supuesto un antes y un después en nuestro conocimiento sobre Homo neanderthalensis en la península ibérica.

De momento, hemos exhumado en El Sidrón mas de 2100 restos óseos de esa especie y unos 300 artefactos líticos que conforman  una  singular colección tras quedar atrapados, después de una gran tormenta, en el interior de un peculiar sistema kárstico formado entre dos litologías diferentes: conglomerados y areniscas neógenas. Hemos denominado a ese lugar como la Galería del Osario. Después, un cumulo de circunstancias muy favorables ha permitido su extraordinaria conservación, porque enseguida quedaron cubiertos por sedimento y no fueron alterados por la acción de los carnívoros, roedores u otros agentes e inmediatamente comenzaron a fosilizarse.

En 1999 se formo un amplio elenco de investigadores de disciplinas y técnicas analíticas diferentes para llevar a cabo el estudio y la interpretación del registro arqueológico y antropológico  que ha aparecido desde la primera campaña arqueológica en el año 2000 en la que el Área de Prehistoria del Departamento —encabezada por el profesor Marco de la Rasilla Vives— jugó un papel fundamental.

La exposición "Los 13 de El Sidrón" —que se pudo disfrutar con anterioridas en el Museo Arqueológico de Asturias—desgrana los resultados obtenidos que, a veces, han sido complicado visualizar. Pese a ello hoy podemos avanzar un escenario coherente con el material que ha ido surgiendo. De un húmero de aquí, de un cráneo de acá, de un molar de allá, hemos podido establecer que eran trece individuos, sus edades, que usaban palillos y, en muchos casos, incluso su sexo. Sabemos que uno de ellos tuvo un potente dolor de boca; una mujer madura era pelirroja; otro tenía el grupo sanguíneo O; eran las mujeres neandertales las que se desplazaban y cambiaban de grupo; y, de momento, los neandertales y nosotros, los sapiens, solo nos diferenciamos en unos ochenta y tres genes. También hemos descubierto que unos neandertales tomaron unos cantos de sílex del entorno, los manipularon y con ellos procesaron los cadáveres cuyos restos hemos localizado.

En definitiva, tras varios años de estudio empezamos a vislumbrar una imagen cuya característica más sorprendente es la proximidad entre ellos, los neandertales, y nosotros, los sapiens.